Fueron los españoles quienes después de conocer los usos del cacao y llevarlo a las cortes españolas para su deleite como bebida, iniciaron la expansión de las siembras, transportando semillas y plantas a varias regiones de América, ayudando en la dispersión de la especie.
En 1525 se llevó a Trinidad, pasando luego a varias islas del caribe como Jamaica, Antillas Holandesas, Cuba, Santo Domingo y Martinica entre 1604 y 1655. Sin embargo, en 1727 un fenómeno denominado “Blasf”, arrasó las plantaciones de las Antillas y Trinidad y fue necesario llevar material genético de Venezuela para recuperar su producción (CNCh, 1988).
Para 1634 Venezuela ya exportaba cacao directamente a España, quien monopolizaba la industria cacaotera de la época. Así mismo, en 1740 fueron llevados árboles de cacao a Brasil, estado de Pará y en 1746 a Bahía provenientes de Venezuela, para iniciar el cultivo, el cual se afianzó en 1880 por colonos españoles y alemanes, lo que sentó bases para que Brasil fuera el segundo productor del mundo a finales del siglo XX. (CNCh, 1988).
En Ecuador durante la primera expedición de Pizarro (1526 a 1527), encontró cacao en la región hoy, provincia de Esmeraldas y en Puna en la desembocadura del río Guayas. Las exportaciones de cacao a mediados del siglo XVII a Lima y Acapulco en México con precios muy altos, estímulo las siembras con esclavos y para 1836 ya exportaba 5000 toneladas, dando inicio al poderío cacaotero de Ecuador(ICCO, 2018)